Hoy quiero compartir con vosotros una experiencia reciente única e irrepetible. Ayer tuve el placer de participar en a la última edición de Comidas Mediadas, un evento que organizo siempre con gran entusiasmo.
El encuentro fue especialmente emotivo por el reencuentro con José Antonio, fundador de esta iniciativa y quien, tras su partida a Asturias, había estado ausente en nuestras últimas reuniones. Su presencia, sumada a la de compañeros fieles como Pablo, Rocío, Ángel, Carmen y José María, y la incorporación de un nuevo miembro, David, hizo de la jornada algo memorable, también hubo notables ausencias como Mili y Maria y las que se suman a la sobremesa como Gema y Laura
Aunque la actualidad política se coló en nuestras charlas, no eclipsó el verdadero espíritu de la reunión: el intercambio de experiencias en mediación. Una de las anécdotas más destacadas fue cómo, en un conflicto aparentemente complejo relacionado con un patrimonio de 27 inmuebles, al final origen del problema eran unos simples cojines. Este caso fue un claro recordatorio de cómo pequeños detalles pueden desencadenar grandes desafíos en nuestra labor y eso que llevaban años de conflictos con el desgaste económico y emocional son grandes.
Además, discutimos soluciones creativas para atascos comunes en la mediación y reflexionamos sobre el futuro de la ley de eficiencia procesal. Estos momentos de intercambio son cruciales para nuestro crecimiento profesional y personal.
En resumen, estas comidas mediadas no son solo un punto de encuentro, sino una fuente inagotable de aprendizaje y enriquecimiento. Espero que al compartir estas líneas, os animéis a reflexionar sobre vuestras propias experiencias y, ¿por qué no?, a compartirlas conmigo y con nuestra comunidad.
¡Hasta la próxima!. Que ya anuncio que será la Comida de Navidad que es más Lúdica.